Para muchos de mis amigos cercanos, no es de extrañarse que les comente que a principios de Julio fui operado de Apendicitis de emergencia, mi recuperación fue buena, mi recaída un infierno y mi recuperación de la recaída un tanto, dolorosa; pero rápida también.
El punto no fue la operación (algún día escribiré algo sobre ese infierno maldito que me hizo cambiar hasta la forma de pensar); sino el punto es que, luego la recuperación de la recaída, regrese a mi vida normal, a la Universidad, al trabajo y alguna que otra actividad o proyecto que tengo por ahí (que les comentare luego también).
Uno de los detalles de mi recuperación o dieta, era que tenia que ir a trabajar, a la Universidad y otros lugares a pie, algo raro puesto que muchos me ven a diario y de arriba para abajo en mi motocicleta, así que como buen paciente, inicie mi dieta a pie por varios motivos médicos: que cerrara luego mi herida, por el regreso a la actividad física, las gradas, etc.
Durante el viaje de ida y vuelta, pensaba en varias cosas que tenia que hacer, y también renegando de algunas como por ejemplo, ¿para que lustrar mis zapatos, si se me ensuciaban en el camino? o ¿cuando iniciare mis proyectos personales en las cosas que me gustan? o ¡Que calor!, que ahora que menciono calor, como algunos se dieron cuenta en ese tiempo baje de peso, pero ahora ya volví a subir, y acá entre nos, no podía usar cinturón, porque cabal me quedaba en la cintura y me lastimaba y tenia que usar el pantalón hasta arriba y el cierre se me venia abajo, y por eso no podía quitarme la chumpa y no mas que aguantarme el calor.
Un día, venia de regreso a pie, con la Chumpa puesta; pensando en lo de siempre, en eso paso una mujer a mi lado, que siempre veo que va por sus niños a un colegio cerca del colegio donde trabajo, pero ya hacia unos días había notado que me miraba raro, como molesta o con cara de "¿y este que le pasa?"; en eso, me detuve a subirme el pantalón, ajustarme el cierre y subir mi mochila, cuando venia un niño con la cabeza abajo y ambas manos sosteniendo su mochila, al verlo me llamo la atención la forma en que iba caminando, en eso se detuvo, se puso recto y dibujando una sonrisa que mostraba sus dientes en crecimiento a la mitad me dijo fuerte:
"¡Buenas tardes señor!"
El patojito me hizo saltar del susto, y a la vez desprendió una sonrisa de mi cara; y le dije:
"Buenas tardes patooojo"
El niño, sosteniendo su sonrisa me vio a la cara y me dijo:
"¡Pase feliz tarde señor!"
Le conteste:
"¡Igual para vos patooojo!"
Continúe mi camino, pero el muchachito dejo en mi cara una sonrisa, al levantar la vista, en el paso de 2 cuadras, entre 10 a 15 personas me saludaron con una sonrisa de vuelta y algunos se detuvieron a darme la mano, como si nos conociéramos. Me detuve para arreglarme el pantalón, el cierre y la mochila, y me vi en el reflejo de un carro polarizado, vi mi rostro con una sonrisa, y como loco me recordé de lo que siempre pensaba y mi cara se torno seria, enojada y fría, como experimento camine 1 cuadra con esa cara y note en la gente nuevamente sus facciones de "¿y este que le pasa?" y como loco otra vez, cambie la cara y note un cambio en la gente.
Al llegar a la casa, le comente lo ocurrido a mi madre en el almuerzo, hablamos de eso un rato y vino a mi mente un estado en el MSN de un amigo empresario que decía:
"Un día quise cambiar al mundo y no pude, inicie un cambio en mi y el mundo cambio junto conmigo"
No se si sea así realmente, no lo busque, pero si es muy cierto, a veces Dios y la vida nos enseñan cosas tan grandes, en momentos tan pequeños; ahora cuando voy al colegio de regreso me topo a la misma señora que siempre me saluda y a todos en esa cuadra, cosa que nunca pasaba.
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